Trabajo en equipo
Seamos serios. No es fácil para nada crear un agrosistema o ecosistema agrícola si todo lo que tienes es una huerta de cincuenta metros cuadrados.
Generalmente, una explotación agroalimentaria de varias decenas o incluso cientos de hectáreas, no debería tener problema para conseguir el espacio necesario para restaurar su agrosistema, e incluso enlazarlo con estructuras lineales existentes que permitan conectar esa parcela con otros ecosistemas mayores, como bosques o ríos.
Sin embargo, el pequeño #huerter urbanita que posee unos pocos miles de metros cuadrados, o que ha conseguido alquilar una pequeña huerta, o una cesión del ayuntamiento, o incluso que vive en un piso y quiere cultivar en un macetohuerto o similar, ¿debe rendirte y abandonar la idea de crear su propio agrosistema? Vamos a ver porqué no.
Para empezar, obviamente la posesión del terreno facilita las cosas. Si la tierra es tuya, haces lo que quieres con ella y nadie puede decirte nada, pero a menos que seas un gran terrateniente, es difícil que consigas espacio suficiente para mantener poblaciones viables de muchas especies (especialmente aves o mamíferos, que necesitan grandes espacios).
Sin embargo, hay una solución, que es el trabajo en equipo.
Puede que no tengas mucho terreno, pero lo que nunca debería faltarte es una tupida red social de otros productores agroecológicos, que compartan tu mismo sueño de una tierra productiva y feraz, libre de insumos químicos y contaminación.
Es con este grupo de productores, todos ellos dueños o arrendatarios de terrenos grandes o pequeños, con los que debes empezar a hablar y a hacer trabajo en equipo para crear ese agrosistema con el que sueñas habitualmente.
En los alegres años sesenta, los ecólogos MacArthur y Wilson crearon la Teoría de la Biogeografía de Islas, para intentar explicar el número de especies que se encuentran presentes en una isla.
Ellos argumentaban que en una isla, el número de especies encontradas iba a depender de dos factores principales: la distancia de la isla al continente, y el tamaño de la isla.
En islas cercanas al continente, podrá haber más especies, porque es más fácil que éstas puedan llegar a flote, o a nado, o volando o como sea, desde el continente hasta la propia isla.
Y en islas más grandes, podrá haber más especies, porque es más fácil que esas especies-náufragos puedan encontrar algún nicho ecológico en el que puedan encajar, vivir, medrar y evolucionar una vez atrapadas en la isla.
Obviamente, hay muchos otros factores a tener en cuenta, como el tiempo de aislamiento de las especies u otros factores que aumenten la fertilidad del ecosistema isleño, pero, ¿a qué viene todo este rollo? Pues a que si te has dado cuenta, en la mayoría de los casos tu maravilloso terreno ecológico y/o permacultural es, por desgracia, una isla verde en mitad de un océano químico, y por tanto las especies silvestres tendrán problemas a la hora de llegar al mismo.
¿Quién puede sobrevivir en un océano químico de tierra parda?
Sin embargo, si gracias a otros entusiastas de la agroecología consigues que tu isla pase a formar parte de un archipiélago feliz, y éste consigue acercarse a un «continente» silvestre (un bosque, un monte, un río, una zona protegida…), o incluso unirse al mismo a través de corredores ecológicos como los setos vivos, acequias verdes, pasos de fauna o lo que sea, conseguirás aumentar la cantidad de especies que pueden poblar ese agrosistema, y también aumentarás las probabilidades de que lleguen sanos y salvos (y en poco tiempo) hasta tu verde Ítaca.
La idea es pasar de un mar muerto (arriba) a un paisaje vivo (abajo)
Para ello, debes encontrar a esos productores o cultivadores que vivan a tu alrededor, capaces entre todos de lograr ese objetivo de productividad y biodiversidad.
Un buen primer paso para encontrar a ese equipo ecológico, sería hablar con las universidades y centros educativos de tu zona, que últimamente están prestando bastante atención a estos temas. También con las asociaciones ecologistas (que no son tan malas como las pintan), las asociaciones de agricultores ecológicos, agrupaciones vecinales, sindicatos agrarios, ayuntamientos, técnicos agrícolas y ambientales y cualesquiera otros grupos sociales interesados en este asunto, seguro que estarán deseosos de ayudarte en este proyecto.
Organizar charlas, cursos, jornadas, talleres, voluntariados, permabuntas, escribir artículos o blogs, editar pasquines o difundir esta información de la manera que sea, es el modo de dar los primeros pasos para entre todos crear grandes estructuras ecológicas que permitan el asentamiento y movilidad de poblaciones viables de fauna y flora auxiliar. En definitiva, la difusión de esta tecnología (pues tecnología punta es, aunque no lo parezca) entre todos los habitantes y productores de la comarca es la manera de empezar una nueva «Revolución Verde».
¿Quieres biodiversidad en tus tierras? Pues empieza mostrándoles el camino a tus vecinos ¿no crees? 😉
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Sí, es una buena idea!!
Gracias, Hilde. Ahora, a difundir! 😉
Me parece imprescindible y es muy interesante la cantidad de fauna q puede visitar una pequeña parcela si hay setos vivos en las restantes. Siendo excelentes plantadores. Las aves extienden los granados y laureles q es una maravilla
Efectivamente. La idea es crear estructuras que permitan que todos esos seres beneficiosos vivan y se multipliquen, para aumentar y extender esos beneficios que nos aportan. Pero hay que hacer mucha pedagogía para difundir estas ideas.
Gracias por tu comentario!
Buenísima idea. Aunque tengo una misión dura: tratar de convencer a mis vecinos agricultores de Estepas Cerealistas de las maravillosas ventajas de crear un seto vivo como linde entre tierras …y no morir en el intento.
Aquí sólo entienden de herbicidas, de monocultivos y de que a esos «ecologistas» hay que tenerlos lejos.
Pero bueno, yo si eso les invito a leer tus artículos en elverdecillo.com …a ver si abren la mente.
Un abrazo Luís.
P.D: me ha encantado que hayas incluído las Permabuntas de Lucía. ..jejeje
No es nada fácil, Aitor. Y más cuando llevamos décadas de lavado mental por parte de la gran agroindustria, pero por algún sitio hay que empezar, y si no lo hacemos nosotros, nadie lo va a hacer.
Así que ánimo y a difundir!
Abrazos
PS: Sí. Creo que la permabunta es una idea que merece la pena que se conozca 😉
Trabajo la huerta escolar orgánica hace 25 años, y propendo por mejorar el ambiente, trascender los conocimientos por medio de los aprendizajes de los estudiantes.
Yo llevo años trabajando en educación ambiental, y te apoyo al 100%. Son las nuevas generaciones las que deben entender estos conceptos si queremos superar algún día la plaga de los agroquímicos.
¡Adelante con ello!
Abrazos
Muchas gracias Luis. Como siempre, brillante. En mi caso tengo la suerte de tener vecinos abiertos al manejo a favor de naturaleza de sus parcelas. Colmenas y olivo- viña me arropan. Además tengo un arroyo seco como pasillo a un bosque de ribera. Todo ello espero que me ayude a regenerar la vida de un erial de muchos años de maltrato. Lo dicho muchas gracias por tus consejos. Feliz año.
¡Gracias y muy feliz año a ti también, Pedro!